<html><body>INFOLING. Información global sobre lingüística
hispánica: <a href="http://infoling.org"
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<br />
<br />Moderadores: Carlos Subirats (U. Autónoma Barcelona), Mar Cruz
(U. Barcelona)
<br />Editoras: Paloma Garrido (U. Rey Juan Carlos), Laura Romero (U.
Barcelona)
<br />Programación y desarrollo: Marc Ortega (U. Autónoma
Barcelona)
<br />Directoras de reseñas: Alexandra Álvarez (U. Los Andes,
Venezuela), Yvette Bürki (U. Bern, Suiza), María Luisa Calero (U.
Córdoba, España)
<br />Asesores: Gerd Wotjak (U. Leipzig, Alemania)
<br />Colaboradores: Antonio Ríos (U. Autónoma Barcelona)
<br />
<br />Con el apoyo de:
<br /><ul style="margin: 0;padding-left:15px;"><li
style="padding-bottom: 0px;padding-top:0px;">Editorial Octaedro: <a
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<br /><font style="font-size:90%">ISSN: 1576-3404 </font>
<br /><font style="font-size:90%">© Infoling 1996-2010. Reservados
todos los derechos</font>
<br />
<br /></br><hr /><b>Medios de comunicación:</b><br />Skármeta,
Antonio. 2010. Palabras desiguales<br /><b>URL:</b> <a
href="http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Palabras/desiguales/elpepuint/20100719elpepusoc_7/Tes"
target="_blank">http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Palabras/desiguales/elpepuint/20100719elpepusoc_7/Tes</a><br
/><b>Referencia:</b> El País. Extra América Latina y Caribe,
23.7.10, p. 7<br /><b>Información de:</b>
<infoling@infoling.org><br /><hr /><br /><b>Reproducción del
texto o información</b><br /><p> "... comunicarse sin expresión ni
convicción, con temor al lenguaje, cuyo poder siente<br />que está
en otros, en estratos inalcanzables, reduce las posibilidades de
crecimiento<br />de los individuos, los hace víctima de la
desigualdad."<br /><br />Son tantos los apremios que sufre la
población del mundo, tan reiteradas las injusticias y abusos de
quienes están más desvalidos y expuestos, que hablar desde un punto
de vista literario de la herencia de la desigualdad puede resultar
para algunos lectores de esta nota algo muy secundario, carente de
urgencia y dramatismo.<br /><br />Aun previendo esta observación no
puedo dejar de abrir el tema en esta ocasión de concentrado y amplio
interés sobre el tema de la desigualdad. Me refiero a las
deficiencias en la expresividad y en el uso de la lengua que
fatalmente en circuitos reiterativos educacionales van condenando a
seres de inspiración, ansias creativas y talento. A ghettos de
prejuicios.<br /><br />La manera de expresar, de expresarse, define
con abrupta inmediatez la posibilidad que tiene un ser humano de
funcionar en tareas que supuestamente son de élite y aparta a
aquellos con deficiencias expresivas de trabajos en esferas
sofisticadas de decisión. A las personas incapaces de un manejo
eficaz del lenguaje se los ubica en roles secundarios de la escala
social.<br /><br />El lenguaje en América Latina es un modo de
ejercer el poder. Los humoristas han acertado a definir esta
situación, que no por graciosa, es menos dramática. Los que hablan
bien, aun cuando lo que digan sean ensaladas de lugares comunes o
frases de desinspirada retórica, tienen una ventaja sobre aquellos
que emplean la lengua casi como un castigo sumiso.<br /><br />La
petulancia patronal, los códigos de un hablar engolado, los
pasaportes sociales tácitos de comunidades forjadas en colegios de
elite se agrupan fluidamente en Latinoamérica para formar clanes de
poder.<br /><br />El pobre, aquel hombre o mujer, que va a colegios de
escasos recursos, siente el lenguaje no como un instrumento que le
permitirá lograr sus anhelos y mejorar su situación económica, sino
como un barrera cuyos códigos de seducción no domina.<br /><br />Es
cierto que los mensajes escuetos que circulan en la red fomentan y
propician el mal uso de la lengua: la formulación de sentimientos e
ideas complejas aparecen trituradas en la emisión de fórmulas
escuetas. Estas, casi inevitablemente, conducen al lugar común.<br
/><br />Los pobres, hablando en internet y sus variados géneros, se
hacen la ilusión de que están accediendo a una sociedad
democrática. La potencia del lenguaje se adelgaza en festivales de
lugares comunes. Nos entretenemos hablando mientras las eficientes
estructuras unidas en modos de decir distinguido ocupan los grandes
espacios del poder económico y comunicacional.<br /><br />Las
personas de lenguaje escueto y formulaciones inexpresivas suelen ser
satirizadas y rehumilladas en los medios de comunicación. Puesto que
se está educando a los sectores vulnerables y desposeídos para que
cumplan funciones menores de fuerza de trabajo en la sociedad nadie,
salvo profesores mártires, se abocan al tema de enseñar a hablar y
de hacer que el lenguaje posea fuerza expresiva y poder de
comunicación.<br /><br />Es muy difícil salir del círculo fatídico
de la inexpresividad una vez que te aturden en la escuela con el
pragmatismo reductor que quiere de ti sólo un sirviente. Por ningún
lado se ve una acción imaginativa, ni en los gobiernos más
progresistas, por abordar este asunto. La desinspiración y el
desinterés es casi total. Son muy pocos los milagros aislados de los
que aquí y allá tengo noticias.<br /><br />Hablar mal, comunicarse
sin expresión ni convicción, con temor al lenguaje, cuyo poder
siente que está en otros, en estratos inalcanzables, reduce las
posibilidades de crecimiento de los individuos, los hace víctima de
la desigualdad. Hay que aportar ideas para rescatar a los niños más
vulnerables de esta situación. Es tradicional que los artistas, los
escritores, los actores, por su especial sensibilidad sientan gran
afecto hacia la gente más desposeída. Ellos son los seres más
dotados para la comunicación. Ejercen el lenguaje con belleza y
credibilidad.<br /><br />Es la hora de una alianza práctica entre los
artistas y la gente. No basta con animarlos y entretenerlos desde las
pantallas de cine, los libros y la televisión. Propongo que
orgánicamente los artistas, los estudiantes de Bellas Artes, de
Teatro, entren en los programas de educación primaria. Desde la más
tierna edad tiene que haber un cátedra de expresividad que ayude de
una vez por todas a romper la sagrada alianza entre el poder
económico y la educación de élite.<br /><br />Por cierto, dirán
que dadas las urgencias, esto es superfluo. Yo pienso que no. Que la
verdadera capacidad de comunicar no es un lujo sino una necesidad.
Pero para llegar a esto los ministros de cultura no sólo deberían
ser funcionarios sino activistas. La educación sin habla, el lenguaje
mudo, le sirve a los grupos de poder que deshumanizan a sus pueblos
limitándolos a la afasia.<br /><br />Por una alianza entre la bella
locuacidad de los artistas y los niños de América Latina: a decirlo
todo. Viva la complicidad entre la marginalidad de los artistas y los
pobres. Renovemos los planes de educación desde la escuela primaria.
Que el lenguaje rompa al menos una de las mecánicas de la
desigualdad.</p><br /><b>Área temática:</b> Adquisición del
español como lengua primera (L1), Sociolingüística<br /><br
/><b>Información en la web de Infoling:</b><br /> <a
href="http://www.infoling.org/informacion/Media2.html"
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