Jogos de bola

Pedro Viegas Barros peviegas2003 at YAHOO.COM.BR
Mon Jun 1 01:52:35 UTC 2009


Estimado Eduardo:
 
Espero que estos datos le sean útiles. Cordialmente,
 
Pedro
 
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Martínez Crovetto (1968a) describió un par de juegos de pelota entre los mocovíes del Chaco, en un trabajo interesante por la cantidad de datos –incluyendo bibliografía- que aporta, El primero de estos juegos es el siguiente (Martínez Crovetto 1968a: 18-19)
 
‘Leremá. Es el famoso juego, común a numerosas naciones aborígenes de Norte y Sudamérica, que fuera asimilado al “hockey” (Métraux 1940) y que se conoce con el nombre de “chueca”. 
Los mocovíes de principios de siglo lo jugaban emplea[n]do un palo llamado “pon”, el cual era hecho de cualquier rama que presentara un extremo curvado en forma adecuada y un largo de aproximadamente 1,20 m. La pelota o “nelegué”, de forma irregular, se hacía por lo general de madera de “mapík” (algarrobo blanco, Prosopis alba) o de “wawák” (guayaiví, Patagonula americana). 
Como campo de juego (liktá’) se utilizaba una extensión despejada de veinte a cincuenta metros de largo por igual ancho, en dos de cuyos lados se marcan sendas rayas de unos 3 m. de largo sobre el suelo, a modo de arcos o “netanká’”: éstos pueden ser completados con la adición de un tronco o de un montón de ramas en cada extremo.
El número de jugadores (leremá lo’ó) intervinientes es variable, según la cantidad de gente disponible, pero por lo común lo hacen 4 ó 5 por bando. Dos de ellos, uno de cada equipo, se ubican sobre la línea de gol, como guardavallas, y su única misión es defender. El resto de los participantes tiene la función de obtener el “inoronék” o gol. El partido se inicia colocando la pelota en el centro de la cancha y a la voz de orden dada por lo mismos jugadores o bien por el “npetranák”, suerte de referee que dirige utilizando un “npeté” o silbato de “kolá letaá” (tacuara, Guadua angustifolia). Inmediatamente todos los jugadores, con la excepción de los arqueros, tratan de llevar la pelota a la valla contraria golpeándola con sus palos y hacerla cruzar la línea del gol. Si éste se obtiene, se la vuelve a poner en juego desde el centro de la cancha. Cuando la pelota sale fuera de los límites del campo, es arrojada al centro
 por los mismos jugadores o por el público. El partido se juega a un número determinado de goles, o bien, apostando por cada gol.
Este juego, del cual no hay antecedentes en cuanto a los mocovíes, fue practicado por diversas naciones aborígenes del Gran Chaco, habiendo sido señalado p[ara] los matacos y ashlushlays (Nordenskiöld 1910: 431 y 1912: 44) chorotíes (Nordenskiöld 1912: 44; Rosen 1924: 155), pilagás (Palavecino 1933: 569-571 y 1933a: 108), mbayás (Sánchez Labrador 1910: 12), chiriguanos y tapietés (Nordenskiöld 1910: 431 y 1929: 168), lenguas y suhin (Hawtrey 1901: 297), angaités (Hanke 1945, fig. pág. 42), churapas (Nordenskiöld 1922: 28), lules y tonocotés (Machoni 1877: 169), además de los araucanos de Argentina y Chile y de algunos grupos de indígenas de los Estados Unidos (Nordenskiöld 1910: 430). También lo jugaros los tobas, quienes lo denominaban “lmá”. Los horio, ebidoso y chamacocos poseían un deporte parecido, pero que se efectuaba con largos palos terminados en una pequeña raqueta (Baldus 1931: 109-110; Boggiani 1894: 61, fig. 35).
 Raquetas de este tipo se han señalado también para los chiriguanos (Nordenskiöld 1912: 170, fig. 101). 
Muy interesante resulta el hecho de que la chueca,… se ha jugado, a través de toda su área de expansión, con muy escasas variantes. Es así, por ejemplo, que la forma en que los mocovíes lo llevaban a cabo, resulta muy semejante a la utilizada por los araucano-pehuenches a principios de esta centuria, según se desprende de las narraciones del aborigen Pablo Paillalef (Álvarez 1962: 637-638). 
Se ha sostenido que el “hockey” aborigen representaba un enfrentamiento entre “grupos sociales” contra “otros grupos sociales”, lo cual contribuía a dar al partido un carácter eminentemente belicoso (Métraux 1940).  Entre los mocovíes de principios de siglo no revestía tal índole y los jugadores se reclutaban al azar, sin que hubiera equipos preformados: por esta causa, tal vez, no había lesionados ni se concluía en una batalla campal, con brazos o piernas rotas, como solía suceder entre los araucano-pampas (Guinnard 1944: 96)’. En otro trabajo, Martínez Crovetto (1968b: 3) señala la presencia de este juego también entre los vilelas, pero sus consultantes ignoraban el nombre del mismo. 
 
El segundo juego de pelota practicado por los mocovíes descripto por Martínez Crovetto (1968a: 20) es el siguiente: 
‘Nokopiná. Se juega con una pelotita hecha de chala de maíz, trapo o papel convenientemente liado y provista de dos plumas de ñandú (mañík lawé) o de gallina (wakái lawé), la cual recibe el nombre de “nokopiná”. Los participantes forman una ronda y se arrojan la pelota de uno a otro golpeándola con la palma de la mano; el que la deja caer pierde y es eliminado, de tal modo que el partido concluye cuando queda un solo jugador, que es el ganador y el que se alza con todas las apuestas. Si durante el juego l[a] pelota se desvía, va lejos o cae fuera del lugar, el mismo que la arrojó mal debe reiniciar el partido. 
El “nokopiná”, que ha sido asimilado al reguilete o volante, era el entretenimiento de hombres, mujeres y niños, y ha sido descripto para los mbayás (Sánchez Labrador 1910: 8), los chorotís (Nordenskiöld 1920: 111; Rosen 1924: 155), los chiriguanos, guarayos, churapas y chimanes (Nordenskiöld 1920: 111 y 1929: 170), los lenguas (Hawtrey 1901: 297) y los caduveos (Boggiani 1945: 142). Fuera del ámbito chaqueño se lo ha señalado para diversas naciones aborígenes sudamericanas hasta Venezuela.’ 
 
En otro artículo, Martínez Crovetto (1968c: 8-9) señaló la presencia de este juego también entre los guaraní-mbyá de la provincia argentina de Misiones, describiéndolo así:
‘Peté. Juegan al reguilete con una pelota de chala de maíz anudada en un extremo, provista de dos plumas de gallina o “sarakúra” (Aramides sarakura)… Esta es golpeada con las palmas de la mano (de donde deriva el nombre del juego) y enviada hacia arriba, dentro de una ronda de jugadores, quienes deben devolverla e impedir que caiga al suelo.
Lo practican hombres, mujeres y niños y se lleva a cabo como simple entretenimiento, o sea, sin apuestas y carece de todo sentido mágico o religioso. La pelota recibe el nombre de “mangá”.
Müller (1935: 442) cita este juego para los mbîá del este del Paraguay, lo mismo que para los chiripá, habiendo sido señalado, además, para los guarayos (Nordenskiöld 1922: 168), chiriguanos (Métraux 1930: 343-344), apapocuva (Nordenskiöld 1929: 170) y numerosos otros grupos fuera del complejo guaraní’. 
 
            Los maká (familia mataguaya), practicaban antiguamente un juego de pelota. Según José Braunstein (citado en Gerzenstein 1999: 308) ‘[e]ste juego consistía en empujar o golpear una pelota de madera con una rama doblada en un extremo hasta introducirla en un conjunto de ramas enmarañadas. Constituía uno de los marcos de los encuentros sociales de los maká. Probablemente su práctica debía estar en tiempos antiguos asociada a reuniones e intercambios entre bandas o tribus’. 
Como se ve, se trata de una variante del juego de la chueca o “hockey” indígena descripto por Martínez Crovetto. J. Gómez-Perasso (también citado en Gerzenstein 1999: 295) dice: ‘[e]l juego con pelotas de quebracho colorado se relaciona estrechamente con la época de recolección del algarrobo blanco, que motiva la reunión de las comunidades vecinas, quienes compiten amistosamente por collares, brazaletes o mantas. EL juego se realiza en el propio claro alrededor de la aldea y va acompañado de grandes convites’.
 
            Yo agregaría que en la actualidad, en todos los grupos indígenas de la Argentina el fútbol es un deporte tan popular como en el resto de la población. En todos los pueblitos hay canchas para jugar a este deporte. Muchos varones son seguidores de los principales clubes nacionales, y es normal, por ejemplo, que los varones de distintas edades pasen por lo menos dos o tres horas de la tarde de los sábados y/o domingos escuchando los partidos por la radio.
 
Fuera de las formas ya citadas por Martínez Crovetto, la terminología relativa a juegos de pelota que conozco para lenguas indígenas chaqueñas y patagónicas, aunque no tuve tiempo de hacer una búsqueda exhaustiva) sería la siguiente:
 
Familia guaicurú: 
-- Mbayá: (Sánchez Labrador 1971) <nacaligita> ‘pelota de resina muy elástica con la que juegan’
-- Kadiweu (Griffiths 2002) -bo:la-Ga ‘jugar a la pelota’, ’fútbol’ (préstamo del portugués).
-- Toba (Buckwalter y Litwiller de Buckwalter 2004) keloke ‘pelota’, ‘fútbol’
-- Nachilamolék (Arenas 2003) polke “chueca”
            En lo que hace a las posibles etimología de las formas que no son préstamo, creo que las formas mbayá y toba son cognadas, mientras que la forma nachilamolék podría estar relacionada con abipón [Najlis 1966] pepelkinRa ‘bola’ (con reduplicación de la sílaba inicial) y posiblemente también con mbayá <nibiloque> ‘ovillo’ (en mbayá <nacaligita> y <nibiloque>, nV- es el prefijo de poseedor indeterminado).
 
Familia Mataguaya
-- Maká (Gerzenstein 1999): -qeseti’ ‘pelotita antigua de madera’, -qeseti’i ‘jugar a la pelotita’, -phof ‘pelota de fútbol’. Gerzenstein (1999: 308, 327) sugiere una relación etimológica entre -qeseti’ (donde qe- parece ser el prefijo alienabilizador qV-) y el fitónimo sitin-uk ‘quebracho blanco’ (Aspidosperma quebracho-blanco) cuya ‘…madera se utiliza para la fabricación de la pelotita antigua’. Creo que -phof puede ser de origen onomatopéyico.
-- Chorote (Drayson 2009) pelota ‘fútbol’ (préstamo del español).
 
            Familia Lule-Vilela:
            -- Lule (Machón 1877) <aylyty> ‘juego de pelota’, <ayly> ‘pelota’; <uysty> ‘juego de chueca’.
 
-- Mapudungun (lengua aislada; mis propios datos de campo): pali ‘bola para jugar a la chueca’, pali-n (-n sufijo de infinitivo y nominalizador abstracto) ‘juego de chueca’, pali-tu- (-tu sufijo verbalizador) ‘jugar a la chueca’, pali-fe (-fe sufijo nominalizador agentivo) ‘jugador de chueca’, pali-we (-we sufijo nominalizador locativo) ‘cancha de chueca’.
 
            Familia Alacalufe
            -- Kawésqar (Clairis 1985) arqjero ‘arquero’, pelota ‘pelota’, folwol ‘fútbol, pelota’, wol ‘gol’ (todos préstamos del español), jepatel-qhar ‘pelota’ (jepatel ‘jugar’, -qhar sufijo nominalizador instrumental).
 
 
 
Referencias:
 
Álvarez, Gregorio. 1962. Algunas costumbres interesantes del aborigen del Neuquén. Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 33: 623-641. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia.
 
Arenas, Pastor. 2003. Etnografía y alimentación entre los Toba-Nachilamole#ek y Wichí-Lhuku’tas del Chaco Central (Argentina), Buenos Aires: ed. del autor.
 
Baldus, Herbert. 1931. Indianer Studien im nordöstlichen Chaco. Leipzig: C.L. Hirschfeld.
 
Boggiani, Guido. 1894. I Ciamacoco. Bollettino della Società Geografica Italiana 3 (7): 466-510. Roma.
 
Boggiani, Guido. 1945. Os Caduveos. Tradução de Amadeu Amaral Júnior. Revisão, introdução e notas de Herbert Baldus. San Pablo. Livraria Martins Editora.
 
Buckwalter, Alberto S. & Lois Litwiller de Buckwalter. 2004. Vocabulario castellano guaycurú. Formosa/Elkhart: Equipo Menonita/Mennonite Missions Network.
 
Clairis, Cristos. 1985. El qawasqar. Lingüística fueguina, teoría y descripción. Valdivia: Universidad Austral de Chile (EF, Anejo 12).
 
Drayson, Nicolás. 2009. Diccionario Iyojwa’ja ‘Lij – Kilay ‘Lij (Chorote-Castellano). Hacia una Nueva Carta Étnica del Gran Chaco, 8: 91-174, dir. José Braunstein, Las Lomitas (Formosa): Centro del Hombre Antiguo Chaqueño (CHACO).
 
Gerzenstein, Ana. 1999. Diccionario etnolingüístico maká-español. Índice español-maká. Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Lingüística (Colección “Nuestra América”. Serie: Archivo de Lenguas Indoamericanas).
 
Griffiths, Glynn. 2002. Dicionário da língua kadiwéu. Kadiwéu – Portugués, Português – Kadiwéu. Cuiabá: Sociedade Internacional de Lingüística. 
 
Guinnard, August. 1944. Tres años de esclavitud entre los patagones. (Relato de mi cautiverio). Buenos Aires: Ed. Espasa Calpe Argentina S. A., Colección Austral (2a. ed.; 1a. ed.: 1941). Traducción del francés de Román A. Jiménez. 
 
Hanke, Wanda. 1945. La cultura material y espiritual de los Sanapaná. Revista de Geografía Americana, 23: 41-47. Buenos Aires: Ed. GAEA.
 
Hawtrey, Seymour H. C. 1901. The Lengua Indians of the Paraguayan Chaco. Journal of the Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland, 31: 280-299. Londres.
 
Machoni, Antonio. 1877. Arte y vocabulario de la Lengua Lule y Tonocoté. Buenos Aires: P. E. Coni. Reproducción de la edición de Madrid, 1732, con introducción de J. Lársen.
 
Martínez Crovetto, Raúl N. 1968a. Viejos juegos de los indios mocovíes, Etnobiológica. 2: 1-31. Corrientes: Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de Agronomía y Veterinaria.
 
Martínez Crovetto, R. N. 1968b. Algunos juegos de los indios vilelas. Etnobiológica, 5 (2): 1-23. Corrientes: Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de Agronomía y Veterinaria.
 
Martínez Crovetto, R. N. 1968c. Juegos y deportes de los indios guaraníes de Misiones (República Argentina). Etnobiológica, 5 (2): 1-23. Corrientes: Universidad Nacional del Nordeste, Facultad de Agronomía y Veterinaria.
 
Métraux, Alfred. 1930. Études sur la civilisation des Indiens Chiriguano. Revista del Instituto de Etnología, 1 (2): 295-493. Tucumán: Universidad Nacional de Tucumán.
 
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Müller, F. 1935. Beiträge zur Ethnographie der Guaraní-Indianer im östlichen Waldgebiet von Paraguay. Anthropos 30: 433-450.
 
Najlis, Elena L. 1966. Lengua abipona (Archivo de Lenguas Precolombinas, Nº. 1), Buenos Aires: Universidad de Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Centro de Estudios Lingüísticos, 2 vols.
 
Nordenskiöld, Erland. 1910. Spiele und Spielsachen im Gran Chaco und im Nordamerika. Zeitschrift für Ethnologie, 42: 427-433. Berlín.
 
Nordenskiöld, Erland 1912. La vie des Indiens dans le Chaco (Amérique du Sud). Trad. de H. Beuchat. Revue de Géographie, 6 (3). Paris: Libraire Delagrave
 
Nordenskiöld, Erland. 1920. The changes in the material culture of two Indian tribes under the influence of new surroundings. Comparative Ethnographical Studies 2. Göteborg.
 
Nordenskiöld, Erland. 1922. Indianer und Weisse in Nordostbolivien. Stuttgart: Strecker und Schröder.
 
Nordenskiöld, Erland. 1929. Analyse ethnographique de deux tribus indiennes du Grand Chaco. Paris: Editions Genet.
 
Palavecino, Enrique. 1933. Los indios Pilagá del Río Pilcomayo. Anales del Museo d Historia Natural, 37:  517-582. Buenos Aires.
 
Palavecino, Enrique. 1933a. Artes, juegos y deportes de los indios del Chaco. Revista de Geografía Americana, 1: 99-110. Buenos Aires: Ed. GAEA.
 
Rosen, Eric von. 1924. Ethnographical research work during the swedish Chaco Cordillera expedition, 1901-1902. Estocolmo.
 
Sánchez Labrador, José. 1910. El Paraguay católico. 2 vol. Buenos Aires: Coni Hnos. 
 
Sánchez Labrador, José. Vocabulario Eyiguayegi. Según el manuscrito del siglo XVIII. Parte 1ra: Letras: A – LL. (Lenguas Chaqueñas. Tomo III, vol. 4. Edición: B. Susnik, Asunción: Museo Etnográfico “Andrés Barbero”.
 

--- Em sáb, 30/5/09, eduardo_rivail <kariri at gmail.com> escreveu:


De: eduardo_rivail <kariri at gmail.com>
Assunto: [etnolinguistica] Jogos de bola
Para: etnolinguistica at yahoogrupos.com.br
Data: Sábado, 30 de Maio de 2009, 19:48








Prezados,

Na Arte de Grammatica da Lingua Kiriri, o Padre Mamiani (http://tr.im/ mamiani) registra o seguinte verbete (p. 24 da edição de 1877; http://tr.im/ kiriri):

"Pepè, péla de jugar"

Como demonstra Aryon Rodrigues (1948), pode-se aprender muito acerca da cultura Kipeá através dos dados lingüísticos disponíveis na gramática e no catecismo de Mamiani. O lexema acima parece sugerir a existência de um jogo de bola entre eles. Alguém saberia se haveria alguma descrição deste jogo?

Eu ficaria grato também por qualquer informação sobre jogos de bola entre outros povos sul-americanos (bem como, se possível, indicações bibliográficas sobre tais jogos e a terminologia, em língua indígena, relacionada aos mesmos).

Abraços a todos,

Eduardo

Referência:

Rodrigues, Aryon. 1948. Notas sôbre o sistema de parentesco dos índios Kiriri. Revista do Museu Paulista (Nova Série) 2:193-205.

















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